lunes, 14 de marzo de 2011

Existe siempre


¡Háblame! Que tu voz, sea eco del cielo,
y sobre la tierra siempre me siga...
con tal de oír tu voz, nada me importa
siempre que me digas cosas bonitas.

¡Mírame!... Tu mirada me quemo,
y tengo sed de ese mirar, eterno...
por ver tus ojos, que se abrase mi alma
de esa mirada en el celeste infierno.

¡Ámame!... Nada soy... pero tu diestra
sobre mi frente pálida un instante,
puede hacer de esta chica sensible
la princesa de corazón gigante.

Tú pasas... y la tierra lluviosa
se estremece de amor bajo tus pies,
se siente el aire perfumado a tu paso
y se inclinan a verte las estrellas.

Quisiera ser la sombra de la noche
para verte dormir solo y tranquilo,
y luego ser la aurora... y despertarte
con un dulce beso.

¡Oh! por mirar tu frente pensativa
y pálido de amores tu semblante;
por sentir el aliento de tu boca
muero en mis pensamientos por ti.

Alas negras

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